Nació en una gran ciudad , a principios del siglo xx, y de niño siempre pensó que moriría allí, sin ver más mundo que las estrechas callejuelas de su viejo y querido barrio, y sin conocer a más gente que familia y amigos.
Hasta entonces nunca se había permitido fantasear, estaba demasiado ocupado en vivir.
Pero últimamente algo estaba cambiando, cuando veía en los periodicos fotografías de sitios lejanos se sorprendía a sí mismo soñando despierto e imaginando como serian esos lugares y las personas que los habitaban.
Y comprendió que debía marcharse, realizar un viaje, disfrutar de alejados paisajes. Y así se despidio de sus amigos y familia, recogió sus pocas pertenencias, las metió en un hatillo y se marchó.
Anduvo y anduvo y vio y visitó y vivío. Y un bun día volvío.
Sí, despues de muchos años regresó a cumplir lo que siempre había sabido desde niño, que moriría en su viejo y querido barrio.
Pero aún tenía un poco de tiempo, y no vino solo. Trajo con él una maleta llena, parecía a punto de reventar, pero a la vez era extrañamente ligera. Era una maleta repleta , repleta de insólitas aventuras, lugares exóticos, atardeceres espléndidos, olores a mar y bosque, dichas y desdichas, gentes maravillosas...
Traía como regalo y dispuesto a compartirla... toda una vida!
Texto y fotografía : Conchi Cid
